miércoles, 23 de enero de 2013

Bloque 2. TEXTOS FOLCLÓRICOS

En este bloque comenzamos a hablar del folclore. Al oír esta palabra siempre me venían a la cabeza los bailes populares como la jota y el chotis. No sé por qué. Y también me hacía pensar en los cuentos como Caperucita Roja. Pero no sabía qué era realmente el folclore hasta que lo vimos en clase.
Cuando hablamos de folclore nos referimos a todo tipo de manifestaciones populares que evolucionan con el paso del tiempo y recogen tradiciones como pueden ser bailes, música, gastronomía, etc. Por lo que yo no andaba muy equivocada.

Hablamos también de los textos folclóricos que son textos que se transmitían de forma oral, por lo que un mismo cuento, por ejemplo, podemos encontrarlo con diferentes finales o que la base se la misma pero con variaciones. Son también textos de tradición cultural y popular. Estos cuentos folclóricos no tienen por qué ser infantiles, simplemente se contaban para entretener a la gente y por ello reflejan las tradiciones y los sueños de los pueblos de aquella época. Además se contaban para no cometer errores, para concienciar, etc.
Estos cuentos no tienen un único autor ya que cada persona que lo contaba añadía o suprimía cosas de forma voluntaria o involuntaria por lo que cada uno podría ser su autor.

Al igual que en la literatura infantil que vimos en el bloque pasado, en la literatura folclórica también podemos diferenciar tres grandes géneros: teatro, poesía y prosa.
·  Teatro folclórico infantilà en él podemos destacar los títeres de cachiporra, que eran pequeñas representaciones teatrales en las que se creaba un guión sobre el que se improvisaba y los titiriteros se elaboraban sus propias marionetas. Aún podemos encontrar estas representaciones en lugares como el Parque del Retiro en Madrid.
Allí los niños siguen divirtiéndose y riendo con las historias que se representan, parece que nada ha cambiado.
·         Poesía folclóricaà es el más cómodo porque es el más fácil de memorizar y suele aparecer junto al baile y la música.
Dentro de ella podemos encontrar retahílas, romances y villancicos, y bailes y oraciones populares.
·         Prosa folclóricaà en ella aparecen los cuentos literarios y paraliterarios que ya vimos en el bloque pasado.
Después de haber visto todo esto en el bloque me he dado cuenta de que sabemos más de folclore del que pensamos, lo que pasa es que nunca nos lo han enseñado como folclore a secas. Pero recuerdo cuando mi abuela me hacía repetir todas las noches la oración de:” cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que la acompañan...”; o en todas las Navidades de nuestra vida cuando cantamos los famosos villancicos; y sobre todo a quién no le han contado el cuento de Caperucita Roja o el de Los tres Cerditos.
Lo más bonito de esto es que sabemos de ellos gracias a las recopilaciones que algunas personas han hecho. Si no se hubiesen realizado quizá conoceríamos menos de la mitad de los cuentos que nos han contado.
Antes de nada debemos diferenciar entre versión y adaptación:
-Versiónàmodificación sin intención.
-Adaptaciónàmodificación con intención.

El primer recopilador conocido trabajó en la corte del Rey Sol y pensaba que podría moralizar a toda la corte gracias a sus cuentos. Fue recopilando los cuentos que contaba la nodriza de su hijo e hizo adaptaciones para convertirlos en cuentos moralizantes, con una moraleja final. Este recopilador se llamaba Charles Perrault.
Otro recopilador importante fue Armand Berquin, cuya recopilación más conocida es la de “El lobo blanco” una versión de la que para nosotros es más familiar, La Bella y la Bestia.
Los Hermanos Grimm por otra parte hicieron versiones de los cuentos no enfocadas para los niños. Aún así muchos niños leían sus libros y por ello se suprimieron los capítulos menos aptos para los niños.
Hablamos también de Madam Le Prince de Beaumnt cuya versión más conocida es la de La Bella y La Bestia.
Y por último mencionar a Cecilia Böhl de Faber, más conocida con el nombre de Fernán Caballero, y a Hans Christian Andersen quien intentó reflejar la realidad creando y recogiendo cuentos de la tradición folclórica danesa. Uno de sus cuentos más famoso es el de La Sirenita. Y según un estudio el cuento de El patito feo es una biografía suya, algo que me resulta muy curioso. Todos sus cuentos acaban mal y no escribía para niños aunque sabía que ellos le leían.

Pudimos trabajar sobre las versiones con un cuento que nos contó Irune que le contaba su abuela. Se llamaba “Rosalinda y los siete bandoleros”. Me encantó hacer la versión.
Me di cuenta de las oportunidades que había, de todos los enfoques que se le podían dar, de cómo podemos jugar con una misma historia para contar algo que nosotros queremos.
Obviamente teníamos que explicar y razonar el por qué de los cambios y variaciones del cuento y, además, había aspectos que no se podían cambiar pues estaríamos cambiando todo el hilo de la historia.
Me encantó mezclar el cuento que nos contó Irune con todo lo que tenía en la cabeza y con algo que amo, la fantasía. Me base en todos conocimientos de los libros y películas que había leído o visto relacionados con este tema y los fusioné para hacer mi versión de “Rosalinda y los siete bandoleros”.

Durante mis prácticas un día me encontré haciendo unas actividades sobre Caperucita en Manhattan y aproveché para hablarles de este tema. Alguno si habían oído algo pero la mayoría se quedaron encandilados escuchándome hablar. Aproveché para contarles la versión de “El lobo blanco”. En  un principio sentí que no se darían cuenta, pero rápidamente me saltaron todos diciéndome que ese cuento era el de La Bella y la Bestia. Solo pude sonreírles.
A partir de ese día siempre me preguntaban por más versiones. La primera frase de todos los días fue: “Ana, ¿hoy nos puedes contar otra versión de…(cada día uno diferente)?.Pero no nos digas el título a ver si sabemos cuál es.”
Además hice con ellos una actividad que les gustó mucho sobre un cuento que yo había empezado y que ellos deberían acabar. Me lo pasé muy bien cuando salió cada uno a exponer su final. Cuánta creatividad junta! Qué maravilla! Me recordó a cuando yo estaba allí sentada en el pupitre... Me volvía loca que vinieran a contarnos cuentos... Luego estaba yo ya todo el día en mi nube soñando despierta.

Todavía hoy disfruto con ello. Por eso me encanta leer.

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