En este bloque
comenzamos a hablar del folclore. Al oír esta palabra siempre me venían a la
cabeza los bailes populares como la jota y el chotis. No sé por qué. Y también
me hacía pensar en los cuentos como Caperucita Roja. Pero no sabía qué era
realmente el folclore hasta que lo vimos en clase.
Cuando hablamos
de folclore nos referimos a todo tipo de manifestaciones populares que
evolucionan con el paso del tiempo y recogen tradiciones como pueden ser
bailes, música, gastronomía, etc. Por lo que yo no andaba muy equivocada.
Hablamos también
de los textos folclóricos que son textos que se transmitían de forma oral, por
lo que un mismo cuento, por ejemplo, podemos encontrarlo con diferentes finales
o que la base se la misma pero con variaciones. Son también textos de tradición
cultural y popular. Estos cuentos folclóricos no tienen por qué ser infantiles,
simplemente se contaban para entretener a la gente y por ello reflejan las
tradiciones y los sueños de los pueblos de aquella época. Además se contaban
para no cometer errores, para concienciar, etc.
Estos cuentos no
tienen un único autor ya que cada persona que lo contaba añadía o suprimía
cosas de forma voluntaria o involuntaria por lo que cada uno podría ser su
autor.
Al igual que en
la literatura infantil que vimos en el bloque pasado, en la literatura
folclórica también podemos diferenciar tres grandes géneros: teatro, poesía y
prosa.
· Teatro folclórico infantilà en él podemos destacar los
títeres de cachiporra, que eran pequeñas representaciones teatrales en las que
se creaba un guión sobre el que se improvisaba y los titiriteros se elaboraban
sus propias marionetas. Aún podemos encontrar estas representaciones en lugares
como el Parque del Retiro en Madrid.
Allí los niños siguen divirtiéndose y riendo
con las historias que se representan, parece que nada ha cambiado.
·
Poesía folclóricaà es el más cómodo porque es el
más fácil de memorizar y suele aparecer junto al baile y la música.
Dentro de ella podemos encontrar
retahílas, romances y villancicos, y bailes y oraciones populares.
·
Prosa folclóricaà en ella aparecen los cuentos literarios y
paraliterarios que ya vimos en el bloque pasado.
Después de haber visto todo esto
en el bloque me he dado cuenta de que sabemos más de folclore del que pensamos,
lo que pasa es que nunca nos lo han enseñado como folclore a secas. Pero
recuerdo cuando mi abuela me hacía repetir todas las noches la oración de:”
cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que la acompañan...”; o en
todas las Navidades de nuestra vida cuando cantamos los famosos villancicos; y
sobre todo a quién no le han contado el cuento de Caperucita Roja o el de Los
tres Cerditos.
Lo más bonito de esto es que sabemos
de ellos gracias a las recopilaciones que algunas personas han hecho. Si no se
hubiesen realizado quizá conoceríamos menos de la mitad de los cuentos que nos
han contado.
Antes
de nada debemos diferenciar entre versión y adaptación:
-Versiónàmodificación sin intención.
-Adaptaciónàmodificación con intención.
El
primer recopilador conocido trabajó en la corte del Rey Sol y pensaba que
podría moralizar a toda la corte gracias a sus cuentos. Fue recopilando los
cuentos que contaba la nodriza de su hijo e hizo adaptaciones para convertirlos
en cuentos moralizantes, con una moraleja final. Este recopilador se llamaba
Charles Perrault.
Otro
recopilador importante fue Armand Berquin, cuya recopilación más conocida es la
de “El lobo blanco” una versión de la que para nosotros es más familiar, La
Bella y la Bestia.
Los
Hermanos Grimm por otra parte hicieron versiones de los cuentos no enfocadas
para los niños. Aún así muchos niños leían sus libros y por ello se suprimieron
los capítulos menos aptos para los niños.
Hablamos
también de Madam Le Prince de Beaumnt cuya versión más conocida es la de La
Bella y La Bestia.
Y
por último mencionar a Cecilia Böhl de Faber, más conocida con el nombre de
Fernán Caballero, y a Hans Christian Andersen quien intentó reflejar la
realidad creando y recogiendo cuentos de la tradición folclórica danesa. Uno de
sus cuentos más famoso es el de La Sirenita. Y según un estudio el cuento de El
patito feo es una biografía suya, algo que me resulta muy curioso. Todos sus
cuentos acaban mal y no escribía para niños aunque sabía que ellos le leían.
Pudimos
trabajar sobre las versiones con un cuento que nos contó Irune que le contaba
su abuela. Se llamaba “Rosalinda y los siete bandoleros”. Me encantó hacer la
versión.
Me
di cuenta de las oportunidades que había, de todos los enfoques que se le
podían dar, de cómo podemos jugar con una misma historia para contar algo que
nosotros queremos.
Obviamente
teníamos que explicar y razonar el por qué de los cambios y variaciones del
cuento y, además, había aspectos que no se podían cambiar pues estaríamos cambiando
todo el hilo de la historia.
Me
encantó mezclar el cuento que nos contó Irune con todo lo que tenía en la
cabeza y con algo que amo, la fantasía. Me base en todos conocimientos de los
libros y películas que había leído o visto relacionados con este tema y los
fusioné para hacer mi versión de “Rosalinda y los siete bandoleros”.
Durante
mis prácticas un día me encontré haciendo unas actividades sobre Caperucita en
Manhattan y aproveché para hablarles de este tema. Alguno si habían oído algo
pero la mayoría se quedaron encandilados escuchándome hablar. Aproveché para
contarles la versión de “El lobo blanco”. En
un principio sentí que no se darían cuenta, pero rápidamente me saltaron
todos diciéndome que ese cuento era el de La Bella y la Bestia. Solo pude sonreírles.
A
partir de ese día siempre me preguntaban por más versiones. La primera frase de
todos los días fue: “Ana, ¿hoy nos puedes contar otra versión de…(cada día uno
diferente)?.Pero no nos digas el título a ver si sabemos cuál es.”
Además
hice con ellos una actividad que les gustó mucho sobre un cuento que yo había
empezado y que ellos deberían acabar. Me lo pasé muy bien cuando salió cada uno
a exponer su final. Cuánta creatividad junta! Qué maravilla! Me recordó a
cuando yo estaba allí sentada en el pupitre... Me volvía loca que vinieran a
contarnos cuentos... Luego estaba yo ya todo el día en mi nube soñando
despierta.
Todavía
hoy disfruto con ello. Por eso me encanta leer.
Te digo lo mismo que en el bloque anterior. No valen.
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