Jara es una perrita que está muy triste en casa, pues ya no es una
cachorrita y sus dueños no le hacen caso. Para el colmo ha llegado a casa un
miembro más, y todos los cuidados que antes le daban a ella se los dan al nuevo
bebé.
Ante aquel panorama Jara decide huir de casa y tratar de ser una
perrita libre.
Cuando llega al bosque se encuentra con un gran lobo, negro como la
noche, que la mira sorprendido.
Lobo. Pero bueno, ¿qué hace una perrita tan delicada por aquí sola?
(Relucen sus colmillos bañados por la sangre de su última cacería)
Jara. (Levanta las orejas y se pone en posición de defensa). Solo trato
de ser libre. ¡Y no soy delicada!
Lobo. Tranquila no tengo intención de hacerte daño, acabo de comer. ¿Te
has escapado de casa? (Sus ojos amarillos se clavan en Jara).
Jara. (Cambia su posición, se tranquiliza un poco pero permanece
alerta) Sí, bueno. Mis dueños ya no me quieren, se han olvidado de mí. Me
gustaría ser como tú. Libre, sin tener que depender de nadie.
Lobo. (Le entra la risa y cae al suelo retorciéndose. Cuando se ha
calmado vuelve a levantarse) No puedes estar hablando en serio. Tú que te lo
dan todo, que no pasas frío en invierno, que no tienes que cazar ni protegerte
de ningún enemigo.
Jara. (Ofendida) Tenemos otras cosas que hacer, como cuidar a nuestros
dueños, proteger la casa, hacerles sonreír o jugar con ellos.
Lobo. Claro que sí, no seas tonta, el bosque no es el lugar apropiado
para alguien como tú. A mí sí que me gustaría que me dieran todo hecho, como lo
que te dan a ti. Pero no soportaría estar encerrado en una casa, sin poder
aullar a la luna.
Jara. (Entristecida) Yo no sé aullar. Ni cazar.
Lobo. (Sonríe) ¿Ves? Este no es tu lugar, igual que tu casa no es mi
lugar. Anda vuelve a casa y haz feliz a tu familia, cuida de ellos como hago yo
de los míos, y no los abandones nunca. Ambos lugares tienen cosas buenas y
malas ya lo sabes. Aprecia lo que tienes y lo que te ha tocado.
Jara. (Avergonzada, comienza a dar la vuelta para volver a casa)
Lobo. (Agachándose y agitando el rabo para jugar) ¡Espera¡ Aunque
tengas que volver a casa podríamos jugar un rato y echarnos una carrera. Los
perros sois mucho menos serios que mis hermanos. Me encantaría pasar un rato
contigo.
Jara. (Se le ilumina la cara y sin más dilaciones se echa encima del
lobo)
Juntos corren por el bosque, juegan y ríen. Pasado un rato, Jara
decide que es hora de volver a casa.
Jara. Muchas gracias amigo lobo, creo que debería volver a casa, quizá
me estén buscando.
Lobo. (Entristecido) Sí, es cierto. Corre y vuelve con tu familia.
Jara. (Intentando animar a su nuevo amigo) Sí, debo irme, aunque podríamos
vernos por aquí de vez en cuando y jugar juntos, ¡qué te parece?
Lobo. (Sonriendo maravillado) ¡Claro! ¡Cuando quieras¡ Vivo por aquí
cerca. Cada luna llena aullaré para que sepas donde estoy y puedas venir a
jugar conmigo.
Jara. ¡Genial! Muchas gracias por todo. (Se da la vuelta y echa a
correr)
Cuando Jara volvió a casa sus dueños estaban buscándola desesperadamente.
Se alegraron muchísimo al verla y le dijeron que no lo hiciera nunca
más.
La perrita no podía creérselo el lobo tenía razón, no sabía lo que tenía. A partir de entonces trataría de valorarlo más que nunca.
Jara siguió quedando con el lobo todos los días de luna llena.
Todavía hoy, desde algunos lugares, podemos escuchar el aullido del lobo llamándola.
FIN
Perfecto. (Es un perfecto para las tres creaciones aunque tú las hayas colgado por separado).
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